Pero, como su popularidad no dejaba de crecer, el club tuvo que trasladarse a un campo con mayor capacidad. A partir de la década de 1980, coincidiendo con la apertura del fútbol italiano a prácticas tales como la mercadotecnia y, en particular, al merchandising, la Juventus incluyó dentro de sus símbolos corporativos tradicionales una mascota, especialmente dirigida a los aficionados juventinos de corta edad. En aquella temporada se introdujeron los lanzamientos de penalti y las redes en las porterías, que inventó un seguidor del Everton, el ingeniero del Ayuntamiento de Liverpool J. A. Brodie.