Finalmente la organización resultó un éxito, y la competición se seguiría celebrando con una periodicidad de cuatro años, al igual que el Mundial de Fútbol, con el que se alternaría cada dos años por ser la máxima competición de selecciones en Europa. De esta manera, Italia perdía una nueva oportunidad de recuperar éxitos pasados. Coincidiendo con el cambio de denominación a Tenerife Atlético en 1968, volvió al pantalón azul y la camiseta blanca, aunque se llegaron a plantear los colores azul y rojo, sobre lo que Juan Arencibia de Torres comenta en su libro 75 Aniversario del CD Tenerife: «¿Qué se pretende?