El club consiguió una relevancia dentro y fuera del país que antes no tenía, incrementando exponencialmente el número de hinchas y simpatizantes, llenando canchas de local y de visitante, pues todo futbolero quería ver al Pibe de Oro. Se dejó de lado la pelea por el descenso y ya en 1978 el equipo peleaba codo a codo en la vanguardia de la Primera División, finalizando en el quinto lugar del Metropolitano de aquel año y consiguiendo el primer subcampeonato oficial del club en 1980, a 9 puntos del campeón, River Plate.